Despierto deseando estar en otro lugar. Estiro una pierna, el piso, frío, madera.
Primero lo acordado, casa materna, lima cerebral, un poco, no mucho... pude escapar a tiempo, me encargo de comer algo de este mundo para no desaparecer, (consejo de Chihiro) y vuelvo. Una vez alojada en mi cuerpo hago maniobras hasta la baulera, desciendo cosas asciendo cosas, objetos, negras bolsas de contenidos misteriosos, más misterioso aun que el libro de poesías que halle en el estante, olvidado entre tanta cosa innecesaria.. pienso en robarlo... voy y vengo, voy vengo... lo miro fijo y lo amenazo: si para cuando vuelva, seguís ahí, te robo. Portazo y salgo por el ascensor.
Café como recompensa de mi ayuda, de nada nena... me rebota la invitación del monólogo y llego a casa con verduras nuevas, un poco de todo.. zapallitos, zanahorias, tomates cherry y una flamante palta, a punto, muy dispuesta ella a untar mi pan sin aditivos ni conservantes. Último hallazgo, ¿para qué quiero comer conservantes y aditivos?... ya bastante con lo que genero solita... imposible aditir algo mas a mis días.. y ni hablar de conservarlos!
Releo algunos poemas, arreglo otros, pienso en cosas imposibles, creo situaciones, ando y desando encuentros, frases, gestos y vuelvo a sentir en el cuerpo esas ganas de estar en otro lugar con las que amanecí a las 8 de la mañana, un sábado lluvioso, pegajoso, chupador energético.
Sin saber muy bien en donde terminaría con todo esto puse la cabeza en cero, apreté mi tercer ojo, que en mi caso se encuentra a la altura de la boca del estomago... Un ojo, el tercero, en la boca de un estómago, que para las horas que ya había transitado mi cuerpo en estado de vigilia, relinchaba hambriento.
Heladera, elijo manzana roja, la más brillante, la única, de la mano de una naranja algo golpeada (las naranjas son muy agresivas) elijo un plato verde y corto mis frutas en rebanadas medianas, creo que hay un termino especifico para nombrar ese corte, el gourmet seguro lo sabe... juliana? Corte juliana? Juliana corte el teléfono, Juliana a la una, Juliana a las dos, le voy a descontar el teléfono del sueldo, gritaba hace años la del 3ro “b”.
Las lonjas de manzanas por fuera, en el centro mi jugosa naranja, le sumo unas pasas de uva, espolvoreo canela, caliento en el microondas unas cucharadas de miel, unto mis frutas... plato listo... dónde me llevan estos aromas y sabores? A la cabaña de Mirtha en San Marcos.
Tomo mis palitos chinos oriundos de la seudo china de un barrio próximo, apoyo todo en el sillón y me arrodillo frente al cajón de verdulería letrado.. qué ofrece... Carlinhos Brown, ya suena el milagro de candeal. Brasil, bahía, tomo mi almuerzo convertida en una mulata infartante, la piel negra brillosa, fibrosa me bailo una zamba, ahora soy la reina del carnaval en plena Copacabana, huelo a feijoada. Le agradezco al Señor do Bonfim y me acomodo entre los almohadones hindúes.Espío por la ventana, algún sol se abre paso entre las nubes y al mismo tiempo, en algún cerro de San Marcos, una mulata empuña palitos chinos.
Primero lo acordado, casa materna, lima cerebral, un poco, no mucho... pude escapar a tiempo, me encargo de comer algo de este mundo para no desaparecer, (consejo de Chihiro) y vuelvo. Una vez alojada en mi cuerpo hago maniobras hasta la baulera, desciendo cosas asciendo cosas, objetos, negras bolsas de contenidos misteriosos, más misterioso aun que el libro de poesías que halle en el estante, olvidado entre tanta cosa innecesaria.. pienso en robarlo... voy y vengo, voy vengo... lo miro fijo y lo amenazo: si para cuando vuelva, seguís ahí, te robo. Portazo y salgo por el ascensor.
Café como recompensa de mi ayuda, de nada nena... me rebota la invitación del monólogo y llego a casa con verduras nuevas, un poco de todo.. zapallitos, zanahorias, tomates cherry y una flamante palta, a punto, muy dispuesta ella a untar mi pan sin aditivos ni conservantes. Último hallazgo, ¿para qué quiero comer conservantes y aditivos?... ya bastante con lo que genero solita... imposible aditir algo mas a mis días.. y ni hablar de conservarlos!
Releo algunos poemas, arreglo otros, pienso en cosas imposibles, creo situaciones, ando y desando encuentros, frases, gestos y vuelvo a sentir en el cuerpo esas ganas de estar en otro lugar con las que amanecí a las 8 de la mañana, un sábado lluvioso, pegajoso, chupador energético.
Sin saber muy bien en donde terminaría con todo esto puse la cabeza en cero, apreté mi tercer ojo, que en mi caso se encuentra a la altura de la boca del estomago... Un ojo, el tercero, en la boca de un estómago, que para las horas que ya había transitado mi cuerpo en estado de vigilia, relinchaba hambriento.
Heladera, elijo manzana roja, la más brillante, la única, de la mano de una naranja algo golpeada (las naranjas son muy agresivas) elijo un plato verde y corto mis frutas en rebanadas medianas, creo que hay un termino especifico para nombrar ese corte, el gourmet seguro lo sabe... juliana? Corte juliana? Juliana corte el teléfono, Juliana a la una, Juliana a las dos, le voy a descontar el teléfono del sueldo, gritaba hace años la del 3ro “b”.
Las lonjas de manzanas por fuera, en el centro mi jugosa naranja, le sumo unas pasas de uva, espolvoreo canela, caliento en el microondas unas cucharadas de miel, unto mis frutas... plato listo... dónde me llevan estos aromas y sabores? A la cabaña de Mirtha en San Marcos.
Tomo mis palitos chinos oriundos de la seudo china de un barrio próximo, apoyo todo en el sillón y me arrodillo frente al cajón de verdulería letrado.. qué ofrece... Carlinhos Brown, ya suena el milagro de candeal. Brasil, bahía, tomo mi almuerzo convertida en una mulata infartante, la piel negra brillosa, fibrosa me bailo una zamba, ahora soy la reina del carnaval en plena Copacabana, huelo a feijoada. Le agradezco al Señor do Bonfim y me acomodo entre los almohadones hindúes.Espío por la ventana, algún sol se abre paso entre las nubes y al mismo tiempo, en algún cerro de San Marcos, una mulata empuña palitos chinos.
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