viernes, junio 30, 2006

Especie en peligro de extinción


En el camino del desierto
un hombre convertido en árbol
o un árbol queriendo ser hombre.

En su cintura descansa un horizonte,
su follaje
delgadas costras de arcilla.

Hombre árbol

Hombre
que juegas a ser árbol
yo te creo.

Sin Cuerpo

tendida en la camilla de los inspeccionados
hasta que surja el puro hueco
el destrozo del cuerpo biselado
cuerpo que simula un cuerpo
el mío
que no siento.

el cuello entonces roído se desprende por la línea
y el rostro se borra

vienen los
tiempos
que se desvisten obscenos
el silencio fijo en sus pupilas
...espera que hable...
promesas que se quiebran en las manos
de las palmas contra el frío.
el mudo
hurga, arrebata,
desgarra suelta y
echa al fuego
mis palabras violadas
mi cuerpo cerrado de voces.

miércoles, junio 28, 2006

De idiotas, lluvias y moscas

El deseo de abrir la ventana y desaparecer
una silla muda
el humo translucido, tu cara.

Los racimos de uvas, los perros rengos
amontonados en la puerta.

De tanto en tanto mi tos lastima el silencio
rasguña el misterio que duerme en el sofá
Y tus pinturas colgadas
llenan mi cara de moscas.

Dormimos el sueño de los idiotas
-te grito-
comienza tu llanto
en una noche que debió ser lluvia.

Los primeros 5 minutos del día

No pretendo ser mas que una espectadora de mí misma, como dijo alguna vez el señor Fernando, ando soltando sueños por ahí, entre las sábanas de un mundo que no descifro, otro código que desconozco.
Hoy desperté sabiendo que necesitaba crear mi día, que sin mí las horas no caminan, mas bien chorrean el reloj defectuoso de los meses estériles. Para velar el sueño de anoche me visto de amarillo, le doy luz, lo empollo para que rompa su cascarón perezoso algún otro sueño mas vivo que el anterior, aquel que me llenó de espanto la boca, que me atravesó las pupilas oníricas de un solo movimiento, sádico espadachín, no se asusta de mi sangre azul, mi sangre a borbotones manchándolo todo, como la carne cruda que fue nombrada y escrita, como los cuerpos de las vacas carneadas y sus goteras sangrientas, terrestres.
Quiero secar mi cuerpo al sol junto a los tomates en la vieja escuela, quiero saltar mapas y caer en el océano convertida en balsa, soy mi propio Cristo, un cristo con minúscula, un cristo más, pero no multiplico panes, soy un cristo multiplicador de alfajores de maicena con los bordes atestados de ralladura de coco.
Hoy la zanja está repleta de hojas, hojas secas del otoño anterior al invierno que me habla tan de cerca que escarcha el perfil de mi cara, mi pelo que crece, ha crecido mucho ya, que siga... hasta el piso de baldosas, que siga hasta que barra el suelo, hasta taparme las espaldas como una capa de mago, como la capa de Tangasis.
Pienso en el desapego, en limpiarme, en volver a la anterioridad de los objetos, al espacio entonces vacío, potencial, a la posibilidad de todo, al génesis, a las tierras fértiles que aún no han sido sembradas, volver a la semilla.
Recién salgo del colchón y estos pensamientos ya estaban alojados desde hace rato como haciendo fila para ser pensados, para ser figura, una figura que se recorta sola desde el fondo de mí, una manifestación de pensamientos.
Recién salgo del colchón... me siento contaminada, apelmazada, llena de letras, palabras, frases, llena de fotos, llena de necesidades, ansiedades, así desperté hoy, colmada, aun no siento el cuerpo como propio, no pude desayunar por miedo a vomitar diptongos en la taza del café con leche... Intento pisar bien fuerte el piso con mis pies, necesito tierra, ancla, de ser necesario me estacaría al parquet, me siento tan etérea, desencarnada, aérea.
Me voy al balcón a abrazar a mi ficus, voy a plantarme un rato, a echar grandes raíces que me sostengan el cuerpo.



Contacto

Me duele el mundo,
la esfera que encierra el espacio entre dos cuerpos,
entre dos lluvias.
La incomodidad de nacer cada mañana sentada al pie del ropero
/entre tanto trapo sucio/
Los microbios de mis orejas me caminan la cara,
toda entera
y el ruido de los huesos que se estiran en su funda de piel
/un martillo entre los omóplatos/

El dolor de las tardes-noches
de los ciclos de la sangre entre dos piernas
de los senos tiesos que no descansan
...fabrican algo velado a escondidas...

Me duele la totalidad de la existencia
el dolor del aire en la nariz, el reflejo de mis ojos en el espejo colgado
me duelen los árboles de las veredas de mi barrio
los codos que no pueden ser lamidos
la ceniza de los cigarros, los saquitos de té en la basura.

Me duelen las uñas que come mi boca,
la boca comida por otro
y la comida que no llega a la boca de muchos.

Imagenes 3

Con los soles todavía atornillados en sus ojos
habita a medias un cuerpo en desuso.

Los párpados golpean el suelo
y los latidos imperceptibles
juegan a ser audibles para unos pocos.

Atada a una piel que le aprieta los tobillos
retuerce trapos con la mente
Retuerce
/al fin/
el sonido de la nada.


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Sobran cuerpos esta noche,
mi deshielo en tu pecho,
un vapor, un agua.

Noche, apaga el cielo y duerme.
Duerme por siempre,
por mí y por ellos.

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Dime pequeño deforme
cuál es la gracia de los sentidos
...mi pie toca esqueletos...

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Pasajera en transito

Vengo del sin nombre, de los adoquines naranjas que la gente lame para saciar su sed, de las puertas entreabiertas que mascan chicles, de la caspa de los enanos que se multiplica imitando la nieve de este mundo, de los hisopos mágicos que convierten serpientes en vasos de agua. Voy hacia el horizonte vertical, hacia los dulces dátiles turcos, hacia las aguas vivas de la costa izquierda del mapa, hacia las chapas del rancho de José y su brújula desbordada.
Desciendo por los pasos de otro, pasos amplios, zancadas apuradas que me obligan a sostener una respiración rítmica, ágil. El oxigeno entra por las fosas nasales como el mar en las noches de tormenta, revuelto, furioso, negro, mi organismo lo agita, lo limpia y el corazón se lo come, una hoguera hambrienta, un crematorio de H2O.
Desde la mañana busco rastros de seres subterráneos, de hoyo, de montañita de tierra, necesito encontrar algo de comida antes de seguir viaje, sé que ellos tienen sus depósitos llenos de alimentos.
Como guías, las plantas de mis pies, ellas esbozan alguna sabiduría, algún registro previo, por encima, mis ojos, dos esferas perfectas que se agigantan y despliegan sus antenas como olfateando al cielo, buscando los aromas de una cocina celestial.
Sobre el camino las ranas me miran fijo y me siguen formando un verde césped sonoro, una gigante plancha musical, al mismo tiempo en que la lluvia me atraviesa por la espalda y sale expulsada hacia adelante, las gotas corren una carrera ridícula hasta los troncos caídos donde explotan y mueren, algunas victoriosas, otras no.
Mis mejillas se volvieron rojas y ásperas, curtidas de intemperies repetidas bracean y me llenan de fiebre el cuerpo, una fiebre púrpura que tiñe los lóbulos de mis orejas. Tengo el cuerpo vencido, pesado, agujereado por gotas maratonistas, impregnado de los olores de mil fronteras olvidadas, sin embargo mis pies se suceden, los brazos se hamacan rítmicos y el camino corre por debajo.
La tierra se ha tragado al sol, en línea recta a mi cabeza se alza un gajo lunar, los colores se agotan de brillar y descansan, todo se aquieta, las ranas le cantan a la niebla con los ojos entornados y mis pies desnudos murmuran oraciones sobre un rocío que no habla.

Fragmentos de lo Cotidiano

Hemos dicho algo, no importa que, logramos hablar de esto y aquello.
Encontraste las tazas detrás de los frascos y preparaste un té de canela.
Sostuve un abrigo detrás de tu espalda hasta que el puño encontró la manga y te abrigaste.
Escuchamos dos discos, uno mío y otro tuyo.
Me fui, te quedaste, te fuiste y volvimos, yo con hambre vos con sueño.
Comí, dormiste y soñaste en voz alta, te grabé, lo escuchamos y nos reímos juntos.
Me aburrí mientras te bañabas.
Leí dos hojas del libro y silbaste para desconcentrarme.

domingo, junio 25, 2006

Primeros Planos 2

Carbonilla y tiza sobre papel

Lapiz y acrilico en carton


Lapiz y acrilico carton

Primeros Planos 1

Carbonilla sobre papel

Lapiz y acrilico en carton

jueves, junio 22, 2006

Invito Té


Te invito a irnos sin mochilas
solos en un cuerpo, un cuerpo solo
dos espíritus y mil sombreros.

Te invito a besarme
a destiempo y en la nada
con el vacío bajo tus pies.


Te invito a inventarme
un cuerpo y una historia
sin prisa, sin violencia.

...a respirarme
con la asfixia del pánico
o la incredulidad de las estrellas.

...a soñarme
...a detenerte en mi
...a comerme como un caníbal
...a tomarme prestada
...a contagiarme de vos
...a enrarecerme
...a encontrarme, a perderme y recuperarme.

martes, junio 20, 2006

Para los que escuchan mi voz áspera del mediodía en un feriado cualquiera

Puedo ser la gata Varela, pero no lo elijo.
Hoy canté frente al espejo, con el peine verde en la mano, haciendo caras raras, muecas, algunas graciosas y otras no. Canté Tina Turner con pasión, puedo sonar un poco lesbiana, tal vez lo sea y me esta aflorando recién ahora, también canté unos temas de un tano que descree del amor, mi intención era que me convenza, pero no... no pasó.
Hablé con una amiga de la desprolijidad de sostener dos amores en sincro y del error que cometí al tachar la doble, reflexioné seriamente sobre el plan canje y de otorgarle a un actor de reparto el papel principal, aunque no le dé el cuero, voy a forzarlo, evidentemente es hijo del rigor.
Me alquilé una peli en el 7mo arte que resultó ser un documental de putas y travestis, afuera llovía y no nos alcanzó el chocolate, calenté agua y terminamos tomando mates lavados en el piso.
Fumé mas de la cuenta (no estaba llegando a los 15), Betty me vendió un pan multicereal que tenía hongos así que se lo devolví y me compré un Bimbo horrible símil pan de campo, pero le faltó mucho, no llegó.
Cuando me quedé sola y la tarde se estaba retirando me bañe por un tiempo que no calculé pero creo fue excesivo, me arrugué todos los dedos, decidí desconectar el teléfono de línea, el celular ya lo había apagado hacía 2 días, me puse la camiseta rota y el pantalón violeta de dormir y casi termino el libro del caimanazo, me quedaron 5 hojas por leer, me dio lástima despedirme así que lo deje en suspenso.
Me crucé al quiosco, en el ascensor me encuentro con un vecino resfriado, hablamos del tiempo, las pestes y los mocos, me confundí de llave así que él abrió la puerta, salté un charco mal, me moje un poco, compre algo para tomar y volví a mi bunker.
Los feriados de agua no dan para mucho mas... me conformo con poco, o no, cantarle al espejo estuvo bien, voy a intentar sacar la letra de unza unza, voy a lavar las toallas que destiñen y después a dormir... la una de la mañana.. se paso rápido... mañana a las 6 y media... me tengo que acordar de comprar la cuerda del violín, era medio berreta, se me cortó. Mañana 6 y media.. bueno mañana martes 6 y media, ahí no suena tan mal, por lo menos hoy no es domingo y mañana no es lunes...

lunes, junio 19, 2006

El Ego ha dicho



Gira, rota sobre su eje, las banderas se hinchan de aliento fresco, alondras, diáfanos vientos son los que nos agitan la sangre, y el fondo del vaso en que te untas aparece blindado como tu escafandra que no te respira, ni la respiras tú, coral avaro, misionas por tus ecos de la nada, ecos del silencio y así silencias la espera que se ahueca, se hace lecho, un colchón vencido.
Sigue, sigues ahí donde te vi hace tiempo, donde te dejó la bruma de la mañana sin mas, sin destapadores ni latas de conserva, y si miro desde mi espalda te veo, soberbio delirante, que te escondes de la música y los campos, te espera una siesta que no se deja dormir, me espera la sucesión de días que no tarda en llegar, pero no la quiero, no sin mi bolsa de dormir entibiando mis dedos.
Las plumas parieron pájaros que alucinan de una fiebre del color de las uvas añejas, donde comienza y termina para volver a comenzar, ahí, en ese punto exacto en que se une el principio y el fin, me planto para cerrar y abrir, espirales trompos mandalas... Y te veo, siempre con los otros ojos que no se tocan, los ojos sin rimel.. empiezo a otoñarme, así es de complicado lo mas simple. El arco de mi violín erecto aun desafina, raro insecto de mi microscopio, porque el lector de diarios es siempre miserable, pero no sirven los textos, no ya no y corren las palabras por tus renglones filosos y se cortan, como todo el que recorre un filo, como mis paltas sin su gigante semilla, te veo fálico como todo prepotente borrando borrando, sin saber que tu meridiano huye.

sábado, junio 17, 2006

Abruzzo


El sabor de las almejas doradas, ocres, blancas en la siesta de mi cuerpo. Un hilo de sol en el vértice del espejo, se escuchan vasijas de roja arcilla sobre la mesada y el delantal de la antigua mujer se frota de harina.
La joven de pañuelo rojo entra desde la tierra, trae tomates y agua fresca de la orilla del cuerpo del hombre que la supo amar en sueños, por años; ella no lo sabe.
El puente cruje, las chicharras anuncian otra lluvia, la de entonces, la de peces naranjas y yo nado por horas en la nada.
Una voz anuncia la llegada de los caracoles, hace 200 días que los esperan, rodean un árbol y los reciben con papas dulces y guirnaldas.
Me visto de azul, rozo un cuerpo que no se ve, por la ventana se dibuja el pueblo, escucho a la joven, ahora mujer, que le confiesa a una pila de papeles su amor por otro hombre. Pienso en los amores que no son, en la construcción del destino, en los apellidos y las generaciones, las constelaciones, los orígenes, las historias que se repiten, la imposibilidad ante las ausencias y las tristezas que no buscamos.

viernes, junio 16, 2006

Sucedió que

Me abrazó como a un sueño perdido que se recupera de golpe.
Recitó algún poema de bienvenida y brindó en voz alta, tomando una estrella de su bolsillo que alojó en mi cuerpo, sin mas.
Desenterró tres lombrices, se descalzó apurado y cantó en portugués algo que hablaba de la vida y los amores.
Mereció aplausos que no llegaron, intentó hacer la vertical en la arena húmeda.
Me pidió un hijo y se lo di.
Fue después de encender el fuego, con la luna tocando los paraísos.

La Palta y Yo

Ayer compré una palta y la transporté en una bolsa sin inscripciones, anónima, blanca casi transparente por dos cuadras. Después olvidé o no recordé. Sesenta minutos pasaron, era tarde, me acordé y pensé en su carozo, luego en su cuerpo. La palta, untuosa por fuera y con su interior de semilla gigante, me asusta un poco, la palta no, me asusta el asunto del carozo en el centro, un carozo para dos mitades. Cuando la partimos, ¿quién se queda con el carozo? Cuando me escindo, ¿qué parte de mí se queda con el carozo y a qué parte le dejo el hueco libre, vacío, a la vista de todos? vos sabes que no siento susto o miedo... casi nunca... nunca casi.. a veces.... ahora sí.
Tengo la sensación de que ayer nos acunó la misma mano de la misma noche, la mía tenía las uñas llenas de tierra, ¿la tuya también? ya pasa, ya pasa, me voy adentro.. por las dudas.

miércoles, junio 14, 2006

Estos Tiempos


A la hora de los azules
nace un día tibio, elevo mi rostro de espejos,
aclaran lagunas.
A la hora de los azules
un nuevo amante, los aires limpios
me contagian su sed de agua fresca.
A la hora de los azules
se aparean mis senos,
respiro del paisaje, camino desde la tierra, burlo silencios.

sábado, junio 10, 2006

La Matanza del Salmón


El plan, ir a escuchar a Sole y a su violín al renombrado Teatro Colón.
Nunca antes había ido el Colón, el día que tuve la posibilidad de asistir a una visita guiada me enfermé, teniendo que faltar al colegio, así que el micro partió al mismo tiempo en que yo tragaba una pastilla de amoxidal 500.
Mentiría si no digiera que estaba emocionada con esta nueva oportunidad, aclaro que esta vez también tenia faringitis, pero ya con los recursos suficientes como para detectar que se trataba de una somatización desencadenada por temas pasionales, dejé de mirarme el ombligo y seguí adelante con el plan.
En cuanto la leyenda de “Subte Línea D: Próxima Estación Tribunales” parpadeó, baje heroica del asfixiante corcel gris, en segundos mis pies salieron del subsuelo y vieron luz; me encontraba frente al Emperador... tantas veces ignorado, el 38 pasa todos las mañanas por su portal y yo con él, seguramente perdida en alguna ventana, nunca antes lo había visto tan seductor.
La lluvia amenazaba, me dirigí rápidamente a la boletería, tenia solo 15 minutos para realizar el trámite de compra venta, la fila nacía en el corazón del recinto, en su ventrículo izquierdo y asomaba su último eslabón por la vereda. Durante la espera escuché rumores varios, que no quedaban mas entradas, que el que tocaba el triangulo se había fracturado un dedo y se suspendía la función, que ya se había instalado un sector clandestino de reventa, que en zapatillas no entrabas... no recordaba que vestían mis pies, ante el temor de ser rechazada y ridiculizada en plena alfombra roja quise prevenirme y baje los ojos con sutileza, zapatillas negras... podían pasar por zapatos.. confianza... recordé una frase trillada pero muy cierta.. “todo es cuestión de actitud”.
Creyéndome la dueña de Grimoldi, caminé lentamente por el corazón del emperador, mi turno, cara a cara con el vendedor de ilusiones, la pregunta temida... ¿qué sector prefiere? grillos... no tenía idea de cuantos sectores había, lo más cerca que había estado de un concierto habían sido mis conquistas barriales de rock and roll en Cemento, a lo sumo Obras Sanitarias, pero estaba segura que acá campo no había. Eludí la respuesta con otra pregunta. ¿Cuánto salen las localidades?, el muchacho susurró 1, 3, 5 y 10 pesos, creo que él también estaba indignado... yo no lo podía creer, tanto protocolo, tanta estética, tanta cosa para algo que sale menos que los recitales del Pitty.. pensé en cuánto valía escuchar a Sole y su violín, 1 peso.. una miseria, 10 pesos.. es tirar la plata, deme la de 5 por favor, solucionado el tema.
Corridas, codazos, caos elitista, el vaho a perfume avejentado me producía alucinaciones auditivas, logro llegar, me cortan la entrada, segundo piso ubicación central, platea balcón fila 4 asiento 32.
Ya estaban afinando las cuerdas, en el centro, primer atril, Sole; el hombre del triangulo con todos sus dedos sanos al fondo a la derecha y yo erotizada en asiento de terciopelo rojo.
Del lateral izquierdo, correteando cual Laura Ingalls ingresa el director, aplausos, aplausos, se bajan las luces, penumbras, un hilo de silencio, tenso... abrieron a pleno con Jaccobe.
La música me produjo una catarata de imágenes, video clip, una tras otra sin descanso, flashes en diapositivas, me imaginé bailando vestida de cisne al mejor estilo bjork, sembrando habas en algún campo australiano (si es que las habas se siembran y en Australia hay campos), nadando en océanos infinitos rodeada de bellos peces, Soledad enérgica atravesada por espasmos orgásmicos agitaba el arco, sus rulos desenfrenados se liberaban de su hebilla invisible, me encontraba en lo mas alto de la montaña convertida en un samurai cuando el filo de unos aplausos compulsivos secuestró mi ensoñación.
Anunciaron un intervalo de 10 minutos, decido recorrer los pasillos y salgo del balcón. Me encontré con un amigo de Sole, Emi, un hombre fascinante, interesantísimo, de una inteligencia brillante, conversamos apasionadamente el tiempo que duro el corte y volví al nicho preferencial de butacas carmesí creyendo nuevamente en el amor.
Los músicos se reubicaron, entró Laura Ingalls con el mismo trotecito histérico, pero esta vez lo hizo acompañado, de su mano ingresó una niña de unos 13 años enfundada en un largo vestido de noche color salmón, dejaba ver su arma, arco y violín. La gente de pie la ovacionaba mientras yo me preguntaba quién era este personaje cuya única intención, claro estaba, era opacar a mi querida Soledad.
Las luces otra vez tenues a la espera de algo, la damita ubicó su pera sobre el arma, comenzó a sonar la sinfonía española de Laló.
No le saqué la vista de encima en ningún momento, ella se agitaba, transpiraba, estaba impregnada de un alo de exclusividad que carcomía mi ego; de un momento a otro me encontré arrodillada en la butaca con la cabeza un tanto inclinada hacia delante, sentía que mis pulsaciones crecían junto con la intensidad de la música, sus movimientos eran cada vez más rápidos, mis pupilas se dilataban, yo también transpiraba, sentía horror, espanto, envidia, miseria, su protagonismo despertó lo más oscuro de mí, solo ella y yo, tengo que matarla pensé, voy a matar al maldito salmón, abrí mi mochila a tientas, palpé un arma, pasaporte a mi libertad, la tomé entre mis dos manos, estaba decidida, lo único que deseaba era ver al diminuto salmón tendido en el escenario con un balazo en el pecho, su vestido de señorona impregnado de brillosa sangre, un gesto de horror en la cara de los de la primera fila, un instante, un silencio que daría paso a un sin fin de gritos. Le apunté primero a la cabeza, recordé la bella imagen de su vestido manchado y decido entonces apuntarle al pecho, apreté las mandíbulas, la boca seca, mi cuerpo rígido, un dedo en el gatillo... bravo bravo! Aplausos al por mayor, la niña saluda y se retira, vuelve a ingresar unas 3 veces más para recibir más aplausos y ovaciones, su actuación había terminado y con ella mis deseos de acecinarla.
Me recupero del exabrupto, guardo el encendedor que minutos antes había oficiado de arma letal y me di cuenta que tanta intensidad me había dejado agotada, exhausta. Mis párpados se entornaban como viejas persianas de almacén de barrio a la hora de la siesta, era conciente de que si me dejaba ir en dos minutos más estaría durmiendo.
Pensé en los músicos, un oficio inestable, son pocos los que llegan a ser reconocidos, los que son abrazados por la fama, sin ir mas lejos la mayoría de los músicos que conozco sobreviven a duras penas dando millones de horas de clase por semana, tocando aquí y allá, con su instrumento al hombro como carta de presentación. En ese mismo momento los 50 músicos que estaban en escena estarían recibiendo una paga miserable... no era justo y comencé a idear una lista de medidas extraordinarias, mediante las cuales se podrían abaratar costos y generar mayores ganancias que serian destinadas a nuestros músicos, una idea patriótica, por qué no revolucionaria.
Visualicé la araña que pendía de la majestuosa cúpula, araña... qué palabra horrenda para denominar semejante obra de arte, de ahí en mas pensé en llamarla luminaria, una palabra mucho más poética y musical. El tema es que de esa luminaria pendían millones de luces, sumadas a las que se encontraban en los pasillos y paredes laterales, el gasto energético era incalculable, mucho dinero invertido. Primera medida: cambiar todas las luces por lámparas de bajo consumo.
Hablando con Emi (el seductor que me devolvió las ganas de amar) nos dimos cuenta que el sistema de ventilación frío / calor que posee el teatro brilló por su ausencia en todo el concierto, sumado al nicho en donde me habían ubicado, mal denominado platea balcón, fomentaron mis síntomas fóbicos. Al respecto creamos una medida un tanto drástica pero no por eso menos efectiva, instalar ventiladores símil subte en la parte trasera del salón. Entiendo que los aparatos son poco vistosos, pero si se ubican con tacto puede resultar una medida interesante. Estaríamos hablando de un doble cambio: menos dinero y mayor efectividad.
Última reforma, sugerida por el hombre que a esta altura se había convertido en el amor de mi vida, por qué no instalar un candy bar en la planta baja, tanto él como yo moríamos de hambre y no había ni un cocacolero, caramelero, nada de nada. No podía entender cómo a esta gente se les había pasado por alto tamaño detalle, ¡la gente bien también come!. Obviamente no estábamos hablando de vender pororó, pero consideramos una gran idea la venta de nachos, chocolates, pastillas refresco, dependiendo el horario se podría ofrecer un platito de bagna cauda, son millones las posibilidades.
La realidad es que yo estaba de gran charla y entre tanta planificación no me había dado cuenta, hasta ese momento, que el concierto había terminado y me encontraba sola con Emi rodeada de butacas vacías.
Salimos riéndonos de la situación, bajamos por las escaleras, yo tenia en claro que eran los últimos minutos de conquista, no podía permitir que el momento se diluyera, que bajara de intensidad, doble o nada pensé y aposté mi sueldo entero... no va mas gritó el crupier.. la bola giraba, giraba, parecía no parar nunca; por fin él me miró fijo y de su amplia boca escuché: -¿qué hacemos con todo lo que pensamos? Yo muda... muerta... no se me ocurría nada, paralizada... –¿no te parece que tendríamos que escribir una carta de lectores a La Nación? Síííí le dije confundida, yo pensando en sexo, en lo erótico que le quedaba el suéter rayado que tenía puesto... –vamos para casa entonces, me dijo. Fin de la conversación, respiré, le agradecí a Ala, Mahoma, Buda, Cristo y todos sus santos, tenía por delante todo el camino hasta San Telmo para convencerlo de que la verdadera revolución la podíamos hacer en su sommier de dos plazas.

jueves, junio 08, 2006

IMAGENES 2

Pasillo, huellas ausentes
mis ojos
musgo
y los pastos que se alzan en largo.

Yo, mi sombra te esperamos
rojo cuerpo
hasta que el sol diluya su ego.

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Antes de tu cuerpo
el comienzo del ocaso,
mi ventana que reza tus olores
despliega desconciertos.

Y los mantras,
mi llanura,
un gesto acertado
de campanas ardiendo.

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Límpiame marinero!
de recortes,
diarios,
fascículos, suplementos...
Has de mí una sola tinta
traza con tu pluma exquisita
el vuelo de las aves.

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Horas laxas:
una gota se repite
en el eco de mis paredes.

Aparece Apolo!
visionario de exóticos aromas
huele mi vientre
...la llama del mundo...

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Los lunes paso hambre,
corto azules,
visto baldosas,
inhalo licores...
(habita en mí la semana).
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Los domingos y el exceso de glucosa

Hoy tengo la cruda certeza de que mis rulos terminarán en un geriátrico, quiero aclarar que no tengo hambre, ésto es gula, el café con leche y el havanna de nuez, mi obsesión por mi pequeño pony y los portaligas de encaje, mi pánico a volar y el asiento 32, él y su maldito... odio que el azúcar impalpable se me pegue en los labios ¿ya lo dije? A no, el mensaje en el teléfono, ¿ya me lo comí? Y sí... el alfajor acaba rápido.

Tu sala de espera


El espejo sobre un vaso la mesa repleta de papeles,
palabras que exudan colores
y mis pinceles bellos, de pie en el jarrón, miran arrogantes.
El discket que no uso, cajitas de rollos vacías,
el humo de mi cigarrillo dibuja el aire enrarecido,
las huellas rápidas del café con leche,
mis labios.
La pincita de depilar que no depila,
los tambores que escupe el equipo,
mi vecino pegado a la pared, como siempre, inmutable,
el número de la vidente que marca el teléfono,
saber, no saber,suponer, decir por mí y por el otro,
las ganas del jardín japonés y mis diapo cruzadas,
intentar ser artista, colectivera, mujer, pigmento,
un símbolo de sexualidad desordenada,
estalactita, estornudo,
acróbata,
alfarera,
reina,
plebeya,
todo el diccionario ilustrado
todas las calles de todos los barrios
de todas las ciudades de todo el mundo
y
la rabiosa certeza de funcionar
como tu sala de espera.

IMAGENES 1

Mi persiana sufre
un invierno de gargantas...
la noche,
sopla pupilas en tu pelo.

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Escombros.
La puerta.
Mis pechos zumban
en el tenue perfil de tu espalda
(así viste el invierno).

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Visto la niebla de manos impares.
Tus cejas,
un capricho de uñas rojas.

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Déjame ver el espacio,
ése.
Algo se aquieta.
Detrás del muro, tus formas.

Yo,
última especie entre los perros
cierro,
abro,
contorneo mi nombre,
ensayo abrazos.

Señalo en el almanaque
el día perfecto,
la gota.

Qué hacía buscando entre las hojas
... mis dedos...

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En pie de guerra
te alojo
a la vuelta de la memoria
(donde abundan las esquinas).

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Lluvia amarilla
y los ojos en espejo.
Desde el último asiento
enebro mis partes.

Tus ausencias
no entienden de soles
(respiro)
y tiro el ancla.

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Te espero del lado
del que vienen los golpes
(que leí como golondrinas)

Le consulto a los patios
\bastos de soledadesqué hacer con un aroma
cuando fecunda,
cuando libera.

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Desde dónde acudo, hombre sabio, al abrigo de tus soles.
Desde la llanura, descalza de cara al viento,
desde mis sombras, arenas en penumbras;
desde mis ventanas ajadas
...la cornisa del sexo...
Acudo, y me obsequias
el mejor de los mundos posibles.

El mejor de los mundos posibles

Despierto deseando estar en otro lugar. Estiro una pierna, el piso, frío, madera.
Primero lo acordado, casa materna, lima cerebral, un poco, no mucho... pude escapar a tiempo, me encargo de comer algo de este mundo para no desaparecer, (consejo de Chihiro) y vuelvo. Una vez alojada en mi cuerpo hago maniobras hasta la baulera, desciendo cosas asciendo cosas, objetos, negras bolsas de contenidos misteriosos, más misterioso aun que el libro de poesías que halle en el estante, olvidado entre tanta cosa innecesaria.. pienso en robarlo... voy y vengo, voy vengo... lo miro fijo y lo amenazo: si para cuando vuelva, seguís ahí, te robo. Portazo y salgo por el ascensor.
Café como recompensa de mi ayuda, de nada nena... me rebota la invitación del monólogo y llego a casa con verduras nuevas, un poco de todo.. zapallitos, zanahorias, tomates cherry y una flamante palta, a punto, muy dispuesta ella a untar mi pan sin aditivos ni conservantes. Último hallazgo, ¿para qué quiero comer conservantes y aditivos?... ya bastante con lo que genero solita... imposible aditir algo mas a mis días.. y ni hablar de conservarlos!
Releo algunos poemas, arreglo otros, pienso en cosas imposibles, creo situaciones, ando y desando encuentros, frases, gestos y vuelvo a sentir en el cuerpo esas ganas de estar en otro lugar con las que amanecí a las 8 de la mañana, un sábado lluvioso, pegajoso, chupador energético.
Sin saber muy bien en donde terminaría con todo esto puse la cabeza en cero, apreté mi tercer ojo, que en mi caso se encuentra a la altura de la boca del estomago... Un ojo, el tercero, en la boca de un estómago, que para las horas que ya había transitado mi cuerpo en estado de vigilia, relinchaba hambriento.
Heladera, elijo manzana roja, la más brillante, la única, de la mano de una naranja algo golpeada (las naranjas son muy agresivas) elijo un plato verde y corto mis frutas en rebanadas medianas, creo que hay un termino especifico para nombrar ese corte, el gourmet seguro lo sabe... juliana? Corte juliana? Juliana corte el teléfono, Juliana a la una, Juliana a las dos, le voy a descontar el teléfono del sueldo, gritaba hace años la del 3ro “b”.
Las lonjas de manzanas por fuera, en el centro mi jugosa naranja, le sumo unas pasas de uva, espolvoreo canela, caliento en el microondas unas cucharadas de miel, unto mis frutas... plato listo... dónde me llevan estos aromas y sabores? A la cabaña de Mirtha en San Marcos.
Tomo mis palitos chinos oriundos de la seudo china de un barrio próximo, apoyo todo en el sillón y me arrodillo frente al cajón de verdulería letrado.. qué ofrece... Carlinhos Brown, ya suena el milagro de candeal. Brasil, bahía, tomo mi almuerzo convertida en una mulata infartante, la piel negra brillosa, fibrosa me bailo una zamba, ahora soy la reina del carnaval en plena Copacabana, huelo a feijoada. Le agradezco al Señor do Bonfim y me acomodo entre los almohadones hindúes.Espío por la ventana, algún sol se abre paso entre las nubes y al mismo tiempo, en algún cerro de San Marcos, una mulata empuña palitos chinos.

6 soledades

Bajo el sol, que vuelve a mirarnos de frente
mis seis soledades se cubren de frazadas
el discurso se agota en su mismo origen
de habitaciones blancas,
de mi parquet gélido,
prolijamente gélido.
Me recibe el aroma de un pomelo recién nacido,
tus harapos azules, todo comienza ¿todo comienza?
Yo, mitad Italia mitad Irlanda
ensillo mi caballo, punto de partida,
distraída, me imagino conquistando el imperio
de adentro hacia fuera,
desde el inicio,
un nuevo inicio delimito a mi voluntad,
se trata de mí.
Los hielos que se deslizan,
los imito,
ellos llevan su existencia derritiéndose ante el calor de la mano,
ellos saben por qué se hacen agua,
sonríen,
me sonríen,
me
sonreís,
te
sonrío,
rio
y
un
río
desciende.