El sol te habia confiado
/para que guardaras en tus ojos de cuenco/
su estela de luz
que abandonaba atardeciendo.
Entonces, mientras caian sus rayos
Entonces, mientras caian sus rayos dentro de tu voz de luz
viéndome en los espejos
con un gusto a semanas
solicité con vergüenza
conservarte intacto.


Tapándote los oídos con triste insistencia,
congelado en azules y violetas,
estableciste cláusulas
indefinidamente tristes
para mí, que entro cantando
después de todo
y cuando rio
se me ríe toda la cara
siempre.-

















